Si alguien me preguntara hoy, ¿Qué es lo que te apasiona y te hace feliz? Respondería sin dudarlo: sacar fotos, la fotografía de familia. Pero… ¿solamente sacar fotos? Y, no. La respuesta en realidad es más completa. Cuando saco fotos intento transmitir cosas que para mí son importantes.

Primero, PERSEGUIR SUEÑOS. Quizás muchos fotógrafos tengan grandes carreras universitarias encima, años de experiencia y más. Yo desde que me acuerdo, de muy chiquita que me regalaban cámaras de foto (primero de juguete y luego de verdad) andaba por la vida capturando imágenes. Por cuestiones que la vida me sabrá explicar en algún momento, cuando llegó el día de elegir una carrera universitaria opté por la Biología. Me formé 6 años como bióloga, otros 6 años como doctora en biología y 1 año más en un postdoctorado. Pandemia de por medio, me vi obligada a frenar esa vorágine en la que venía, lo que me permitió dar lugar a que rebrotara esa pasión que tenía por allí escondida.

Siempre fui la “fotógrafa” de la familia y amigos. Amigas embarazadas, hijos/as de amigos, primos, familiares, algún casamiento, etc. Todo por amor. Y aquí viene otro de los puntos que para mí son importantes con relación a la fotografía.
Transmitir EMOCIONES. Es que en definitiva… es eso. Sacar una foto es muchísimo más que apretar un botón o saber configurar la cámara. Sacar fotos es congelar en una imagen, un momento único. Es guardar el tiempo en forma de recuerdos como si fuese en un cofre del tesoro. Sacar fotos es un guiño a la memoria, para que dentro de unos años veamos las fotos y digamos “¿te acuerdas de esto?”. Abrir un álbum de fotos es como abrir una caja de sorpresas. Te puedes encontrar de todo. Fotos que te hagan sonreír, recuerdos que te hagan divertir, quizás enojar, algunos te harán caer una lágrima porque te dan nostalgia. En resumen, la fotografía ayuda a RECORDAR. Y recordar es eso, volver a pasar por el corazón. Y el corazón es sinónimo de emoción.

Otro punto importante para mí, que me motiva en esto de ser fotógrafa, es COMPARTIR la diversión. Cuando estás fotografiando a niños, familias, embarazadas etc, generalmente es un momento distendido, en el que tanto los fotografiados como la fotógrafa (osea, yo) compartimos un momento de juegos, de risas, de planificación, organización. Eso vitaliza, llena de energía y recarga las pilas para próximos desafíos.

Otro aspecto de suma importancia para alguien como yo, que como comenté anteriormente he estudiado tantos años, es la FORMACIÓN. La fotografía es algo en constante cambio, es muy dinámico. Las técnicas que se utilizaban hace años, o programas, y nuestras tan amadas cámaras de fotos, van evolucionando constantemente, lo que hace que tengamos que estar constantemente estudiando y aprendiendo cosas nuevas. Eso enriquece mucho nuestro trabajo y, por lógica consecuencia, el producto que ofrecemos.

Y ya para finalizar, agradecer que por dedicarme a esto sigo en constante aprendizaje. Estudio, pongo en práctica, pruebo, me equivoco, me frustro, levanto la cabeza y vuelvo a empezar. Lo que sí puedo asegurar y con mucho orgullo, es que la fotografía que hago la hago con todo el AMOR y la pasión del mundo. Cuando algo te hace sonreír, pierdes la noción del tiempo y sientes que podrías estar toda la vida haciéndolo, ahí es.

Alguna vez escuché por ahí, “escoge un trabajo que ames, y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida (Confucio)”.
Seamos felices, persigamos sueños, recordemos los buenos momentos, hagamos lo que nos gusta con amor y pasión y la vida será mucho, pero mucho mejor.
Si quieres conocer un poco más de mi trabajo, aquí te dejo el enlace.
Stefanía
HABÍA UNA VEZ – Fotografía
0 comentarios